viernes, 7 de octubre de 2011

Me atreví con este cuento corto y simple, ¿Te atreves a escribir uno?, enviámelo a: "enlaces7@gmail.com" y te lo publico!!


La Cazuela ©
 Era la primera vez, desde la muerte de su esposa, que Oscar invitaba a sus amigos a almorzar a una de sus famosas y exquisitas cazuelas y entre ellos, como no, estaba Esteban, su mejor y más antiguo amigo, se conocían desde la niñez y siempre habían sido muy unidos.
Al llegar Esteban, después de saludar a su amigo Óscar y a los que habían llegado , deambuló por la casa buscando a Rosita, la hija menor de Esteban, en realidad ella había sido el resultado de una relación clandestina que Oscar había sostenido con Ana, la esposa de Esteban. Ella había sido una mujer inteligente y para no levantar sospechas, durante el tiempo que duró su relación con Esteban, mantuvo normales sus relaciones íntimas con su esposo, por eso cuando quedó embarazada de Rosita no se levantó sospecha alguna. El único problema se presentó cuando nació la niña, ya que tenía los ojos de color verde intenso, iguales a los de su verdadero progenitor, pero Ana había asegurado a Oscar que había heredado los ojos verdes de su bisabuelo, por lo que tampoco pareció extraño que ese fuera el color de sus ojos.
Esteban buscó a Rosita y al no encontrarla preguntó a Rosalía, la antigua empleada doméstica de la casa, ella le contestó que la había visto por última vez el día anterior cuando la vio salir a pasear con el patrón, pero habían vuelto tarde, cuando ella ya estaba durmiendo. Esa mañana no la había visto porque había estado ocupada limpiando el salón, el comedor y poniendo la mesa mientras el patrón cocinaba su especialidad, la cazuela de vaca. Pero ahora que recordaba don Oscar había dicho que la Rosita había ido a jugar con los niños del fundo vecino.
Cuando Esteban volvió al salón Oscar contaba la historia de un campesino que tenía una fina vaca lechera, la que por un descuido se había cruzado con un toro que no era de raza lechera, la vaquilla que había nacido no daba suficiente leche y Oscar preguntaba a sus amigos que hacer con ella.
-Venderla- opinó uno.
-Buena solución- exclamó Oscar
-Matarla y comérsela- dijo otro
-Esa solución está mejor-dijo Oscar- así el campesino aprovecha de invitar a sus amigos y puede gozar de dos cosas: la carne y la buena amistad.
Rosalía interrumpió anunciando que la cazuela estaba servida, así que todos pasaron al comedor y entre bromas y risas comenzaron a dar cuenta de la exquisita preparación por la que Oscar era famoso.
-Oscar está de más felicitarte, pero debo decir que esta vez te pasaste, está extraordinariamente rica- opinó uno de los invitados.
-Al parecer preparas la carne de un modo muy especial pues este sabor no lo había probado nunca-exclamó otro.
De pronto Esteban se puso pálido, blanco como papel, sintió unas intensas nauseas y dándose vuelta vomitó violentamente sobre el piso: al levantar el choclo de su plato de cazuela había encontrado un ojo humano de color verde intenso.

Vitacura, 29/09/2011